martes, 24 de noviembre de 2009
ENRIQUE BUNBURY OFRECIÓ ROCK AND ROLL INCA EN LIMA
Enriqueció Lima. El rockero español, Enrique Bunbury, encendió la chispa adecuada en el concierto que ofreció la noche de ayer en la Explanada del Estadio Monumental. La espera de sus miles de fanáticos peruanos no fue en vano, los hizo vibrar de emoción ofreciéndoles una completa avalancha de concierto.
El ex Héroe del Silencio, se presentó puntual y su bienvenida comenzó con un “¡Buenas noches, cabrones!”, saludo que llenó de emoción al público logrando que lo recibieran entre gritos y aplausos, iniciando así el concierto con la canción ‘El Club de Los Imposibles’. “Esta noche haremos rock and roll inca”, ofreció el artista.“Nos dejaron en fronteras esperando venir y hoy es un día en que nos quitamos una espina”, expresó el español, vestido con sus pantalones negros.
El Zaragozano Bunbury entregó dos horas de buen rock, interpretando sus mejores temas como solista, entre ellos ‘Lady Blue’, ‘Sácame de aquí’, ‘El Hombre Delgado que no Flaqueará Jamás’, ‘Al final’, ‘Infinito’, ‘Alicia’, ‘La Señorita Hemafrodita’, entre otros. También, recordó sus inolvidables temas como ex Héroe del Silencio tocando ‘La Herida’, ‘Apuesta por el Rock And Roll’, y finalizando el concierto con ‘La Chispa Adecuada’.
Enrique Bunbury desapareció tres veces del escenario, regresando aclamado por toda su fanaticada, mientras le tiraban polos, gorros, y regalos al escenario. A cambio de ello ofreció el mejor concierto que Lima ha tenido en los últimos años, cantando con el alma cada uno de sus temas.
"Espere este concierto por mucho tiempo y siento que la espera no fue en vana, me voy totalmente complacido”, fueron las palabras de uno de los integrantes del Club de Fans de Enrique Bunbury, llamado ‘El Club de los Imposibles’, quienes estuvieron siguiendo los pasos del artista, esperándolo desde su llegada en el aeropuerto, siguiéndolo al Hotel donde se hospedó ‘Sol de Oro’, y hasta acampando en el Estadio un día antes del concierto para coger la mejor vista.
Al finalizar la noche, Enrique se puso un polo de Perú, y se despidió diciendo: “Hermanos y hermanas, hasta siempre, no se olviden de mí, por favor. ¡Dios los bendiga
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