domingo, 9 de noviembre de 2008

9/11/08


Bienvenida, ARANTZITA.

LA SINCERIDAD. JA - JA JA - JA .


Una vez alguien me dijo: “Ya sé porqué no puedo terminar contigo. Porque no encuentro a alguien mejor que tú”. O sea brother, ¿Me debo cortar las venas o te debo despreciar?.
Y, por si fuera poco, remató diciendo: “Por eso, no tengas la menor duda que cuando encuentre alguien mejor que tú, te dejaré”.

Encima de todo tengo que esperar como imbécil hasta que encuentres a tu “mujer perfecta”.

En realidad el hijo de puta tenía razón. Eso es lo que todos hacemos, sólo que algunos no lo aceptan frente a la otra persona por lástima, y otros, por que aún no lo saben.

Pero, eso es lo que todos hacemos, por si no se han dado cuenta. Cuando dejamos una relación, no es para estar solos, porque seamos sinceros, a NADIE le gusta estar solo. Cuando dejamos una relación es porque encontramos, o CREEMOS encontrar a alguien mejor.

Así es la “ley”. Estamos con una persona y por más que le juremos “amor eterno”, por dentro sabemos que es sólo pasajero hasta que te canses de él (ella), o hasta que encuentres o conozcas alguien mejor.
Es una gran verdad, y el que me porfíe eso, que recuerde y haga memoria entonces porqué terminó con su última pareja. O claro, cuando terminaron contigo.

Así es pues, mis queridísimos juguetes del destino, porque eso es lo que somos, JUGUETES DEL DESTINO. Un día tenemos felicidad, y al siguiente gran puteamos a quien alguna vez te hizo ver el mundo color gay rosado y gastar tu puto saldo en llamadas.

Pero, no puedo dejar de aceptar que dolió su descarada sinceridad. La frialdad como lo dijo. Le importó un carajo mi grado de sensibilidad. Y más mierda aun cuando lo escuchas por teléfono.

¡¡¡AH MANYA!!!… ¡Sincero eres!. Mira brother me masturbo con tu sinceridad y los recuerdos que se los cache el tiempo. OK??!

NÓMBRAME UNA VEZ MÁS.


Que me permita el tiempo eliminar
TODO aquel recuerdo venenoso.
Que se raje el cielo, que se divida el mar,
que escupan los muertos,
que me disparen al despertar.
Que se pudra tu alma.
Y, cuando ya estés descendiendo al infierno,
me nombres una vez más.

Que se pudra la semilla de lo que nunca fue.
Que se consuman tus huesos, que ardan en soledad,
que se masturben los gusanos con tus cenizas.
Y, luego, nómbrame una vez más.

Yo, esperaré aquí sentada,
mientras planeo una muerte más.
Pondré el despertador por si desfallezco antes de lo planeado.
Y, para hacerte recordar que
debes mencionar mi nombre una vez más.