Me suplicaste y preguntaste de "nuestros planes", ahora te respondo: ¿Cuáles planes? , ¿Aquellos de vivir juntos y tener una familia?. Esos planes eran eso, sólo planes. Planes que los mataste al maltratarme y humillarme. Planes que; con tus golpes e insultos, destruiste.
Sé lo que estás pensado. Crees que para mí es fácil. Pues no!, no lo es. Créeme que no es, ni será NADA fácil salir del olor de tu cuerpo y borrar de mi mente aquellas -pocas veces- que la pasamos bien. Esas veces que jugábamos a hacernos cosquillas y terminábamos en el suelo, felices (Estúpidos, pero felices). Cuando salí del baño y al abrir la puerta, estabas escondido y me asustaste con el enorme peluche Garfield. Yo, luego de gritar, me reí demasiado y tú también.
Entiende, no se trata de perdonar golpes y maltratos. Se trata de que; lo sé, volverá a pasar. Se trata que, vivir así no es vivir. Y no quiero estar así.
Aunque no lo creas, pensé que eras el indicado, el único y el último. No sabes como duele saber que alucine como una maldita drogadicta. Aluciné sin sustancias. Aluciné coherente y consciente de la realidad. Consciente de lo que palpaba. Consciente que, al jugar con fuego podía quemarme y acabar en cenizas, totalmente derretida. Muerta, pero aún ardiendo en pasión.
Eramos distintos en tantas cosas, ¿verdad? . Pero, en algo nos parecíamos. Ambos detestábamos este mundo "cruel y maldito". Este mundo lleno de serpientes vestidas de personas, con cabello rubio y descartables ojos azules con fecha de vencimiento.
Pero, puta madre. ¡Huevón!. Te convertiste en uno de ellos. ¿No te diste cuenta?. Fuiste un destructor más. Fuiste una pisca más de ese mundo maldito e injusto. Le pusiste a la vida, un toque más de ese olor que repugna. Entraste al círculo de los señalados con ambas manos. Te convertiste en uno más del montón.
En todo caso, sé que me dirías: "Pero nadie es perfecto". Exacto!. Nadie es perfecto. Pero tú no hiciste NADA por cambiar. La perfección está en conseguirla, en cambiar y mejorar. No nacemos perfectos (por suma desgracia).
¿Cómo volver contigo, si temo hasta mirarte?
¿Cómo tener la confianza de que no volverá a pasar?
Mi título no tiene -quizá- sentido con lo que escribo. No siempre el título tiene que repetirse en el texto. Pero, créeme. Verdaderamente han sido días distintos. Y muy amargos.
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