domingo, 19 de septiembre de 2010

MALDITA PUERTA


Sólo se ve un retazo de luz larga, un ambiente oscuro y cálidamente frío.
¡No entres! Si entras no saldrás jamás.

Te observa desde adentro. No temas, presiente tu miedo, tiene acceso al ritmo de tus latidos, maneja tu desesperación. No tiene una descripción exacta. No se deja ver. No tiene forma.
Se alimenta de tu miedo, y dentro de poco beberá de tu oxidada sangre.

Piénsalo, si entras ya no saldrás... vivo.

Preferiste una desafiante entrada que un cobarde retroceso. Ya estás dentro. La oscuridad no te deja ver, te aturde con risas burlonas, mientras va caminando alrededor tuyo. Tratas de encontrarlo en dirección a lo que dice, te desesperas, te enloqueces dando vueltas, dibujando un círculo invisible con los pasos que van marcando tu último instante en la tierra de los que tocan y pueden ser tocados.

Siempre más inteligente que tú. Nunca pudiste demostrarle lo contrario.

Cada vez más cerca. El brillo de su sonrisa roja enfocada en ti. Tanto dar vueltas sientes el suelo como olas. Ves su reflejo con la poca luz que enfoca desde afuera, es exactamente a lo pensado, no tiene forma exacta.

Sientes su presencia delante tuyo, su aliento te roza la piel. Sabía que ganaría, siempre anheló ese momento.

Tu mano apoyada en una esquina siente una espesa humedad, la acercas a tu rostro y reconoces el olor a sangre fresca. Sabe que dentro de poco también pasará a ser un espeso charco más.

Sabe lo que le espera. Recuerda a los que quiere, y a los que no también... Cierra los ojos y decide hacerlo ganar.

No hay comentarios: