martes, 30 de marzo de 2010

ÚLTIMO RESPIRO


Démosle la bienvenida al erudito que le prendió fuego a mi camino,
él, quién sin más ni más, me arrebató de un golpe
cuando mi aliento me dictaba ¡Ganador!

Guardaba en el baúl un corral de serpientes,
todas tapadas con finas hojas blancas
que con el tiempo se convirtieron en simples cartas de dolor.

Me planto en su sarcasmo, que no es más que barato egocentrismo
y me dispongo a matarlo...
Pero, sin imaginarlo, me visita la conciencia,
y, dudosa, lo medito.

Toca la puerta de lo prohibido y me pasa escenitas de lo que fui... y podría ser.
Sabe por donde agarrarme.
Muevo la cabeza de izquierda a derecha y mi palidez vuelve,
mis manos tiemblan anciosas por ser quienes toquen su último respiro.

La visita se retira, mal educada como siempre, las ideas vienen y no saben despedirse.

Quiero que vea mi rostro,
quiero que sepa quién le hizo el favor de llevarlo al otro extremo.

Sé, me lo agradecerá.

No hay comentarios: